Yo siempre he dicho que en una vida pasada ya fui una nonna, de esas de pañuelo en la cabeza, delantal y brazos fuertes de tanto amasar la pasta. O acaso será que la cucina italiana tiene algo tan universal, básico y delicioso que hace que todos la abracemos como se abraza algo querido y familiar.
Esta es la receta que preparo cuando ando de apuro. Es simple, rápida, deliciosa. Cuando la preparo siempre recuerdo a mi querido amigo Aldo Toti, que en un acto de generosidad me la enseño hace algo más de 12 años. Prepárenla con los sentidos alerta: el aroma del ajo entregando su sabor pungente al aceite de oliva, el crepitar del aceite caliente cuando caen los líquidos, el rojo intenso del tomate y ni se diga del sabor: a lo que deben saber las cosas sanas y buenas. Esta receta va con un montón de indicaciones, disculpen la intensidad: ¡la pasta es algo muy serio para mi!
Ingredientes
Para 4 personas
- 1 funda de su pasta favorita
- 6 dientes de ajo
- Aceite de oliva extra virgen
- 1 lata de tomate perita (entero o cortado)
- Sal y pimienta al gusto
- 1 cucharada de azúcar o panela
- Orégano y tomillo al gusto
Preparación
1. Poner a hervir el agua para la pasta. Cuando esté en punto de ebullición añadirle HARTA sal. Por Diosito no le pongan aceite al agua, es un desperdicio de aceite y de paso le aumentan grasa innecesaria a su pasta. Si la marca de pasta que compran dice que le pongan aceite al agua, CAMBIEN DE MARCA. Yo uso Fabianelli o Maltagliatti que las venden en los Supermaxis, son italianas de Italia y cuestan no más de 2 dólares por paquete. La Barilla es excelente pero exageradamente cara.
Pongan la pasta en el agua salada hirviendo y pongan un timer con el tiempo que dice el paquete (usualmente 9 minutos), sólo así les quedará al dente, es decir, crujiente al morder. La pasta aguada (es decir sobrecocinada) es espantosa. Cuando el reloj suene, apagar el fuego, escurrir y poner la pasta cocida en un recipiente. NO la enjuaguen, sólo es necesario si necesitan enfriarla de inmediato, por ejemplo para una ensalada fría.
2. Pelar los ajos y cortarlos a la mitad. Sacarles el brote central, que es el que lo vuelve más amargo, en especial si ya se ha puesto verde. Yo lo saco aunque esté blanco, se me hizo costumbre. No los pico porque esas mitades de ajo cocinados en la salsa son deliciosos y tiernos y si a alguien no le gustan es más fácil de verlos y pasarlos a los que si. 🙂
3. Abrir la lata de los tomates, nunca se sabe si en media preparación se daña el abrelatas! Me pasó hoy y ¡casi quemo los ajos!
4. Poner abundante aceite de oliva en una olla mediana, que cubra bien el fondo. Calentar a fuego medio.
5. Poner los ajos en la olla. Freír por unos segundos sin dejar que se tuesten o peor, se quemen. Si eso pasa es mejor botar el aceite y los ajos y volver a empezar porque el sabor de la salsa se arruina. La cocina se llena de ese olor maravilloso de ajo y oliva.
5. Añadir la lata entera de tomates con su jugo. Si compraron la de tomates enteros tienen que ir rompiéndolos con la cuchara mientras revuelven la salsa, con la de tomate cortado se saltan ese paso. Háganle un favor a su ropa y usen un delantal, más aún si es tan bonito como el mío, la salsa salpica bastante.
6. Añadir sal y pimienta al gusto y la cucharada de azúcar, que es el secreto para neutralizar la acidez del tomate. Aumentar orégano y tomillo frescos o secos al gusto. También se puede añadir cerca del final de la cocción un par de hojas de albahaca picadas.
7. En este paso pueden personalizar su salsa Pomodoro básica. Si le ponen aceitunas en rodajas tienen una salsa Puttanesca básica, para el sabor completo añadir cebolla, anchoas, alcaparras, ají rojo y perejil como dice Emeril Lagasse aquí. Con almejas y un poco extra de picante obtienen un Vongole. En un restaurante me sirvieron esta pasta con cubos de atún al grill por encima, ¡una combinación maravillosa!
8. Revolver a fuego medio bajo hasta que se haya evaporado gran parte del líquido, alrededor de 10 minutos.
9. Poner sobre la pasta cocida, para el efecto dramático lo pueden pasar así a la mesa y revolverlo todo antes de servir.
Si les interesa lo de la pasta, lean este artículo de la revista Gourmet (en inglés): 12 Pasta myths debunked.